martes, 12 de abril de 2011

Cicatrices


Un día caluroso de verano -en el sur de la Florida-


Un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.


No se daba cuenta de que un cocodrilo se le acercaba. La mamá desde casa miraba por la ventana, y vió con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que pudo. Oyéndole, el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos justo cuando el caimán le agarraba sus piernecitas.


La mujer tiraba firmemente con toda la fuerza de su corazón. Ciertamente el cocodrilo era más fuerte, pero ella era la mamá: su amor de madre no la abandonaba. Un señor, que escuchó los gritos, se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo.


El niño sobrevivió y, aunque sus piernas quedaron muy maltrechas, aún pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma que ello le produjo, un periodista preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de los pies. El niño levantó la colcha y se las mostró. Pero en seguida, con gran orgullo se remango y señalando las cicatrices en los brazos le dijo: "Las que usted debe ver son estas". Eran las marcas de las uñas de la mamá que había presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida"


Nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestra condición pecadora, pero otras son huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal. Dios te bendice siempre.

Recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios, te ha agarrado muy fuerte para que no caigas.

1 comentario:

  1. me parece muy interesante esta historia tee ayuda a reflexionar cunato es el amor de una madre

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